La contratación de un seguro de vida supone la puesta en marcha de un proceso meditado para contribuir a aportar a nuestra vida un mayor nivel de tranquilidad, gracias a la protección que ofrece a los beneficiarios del mismo respecto a un posible percance de la persona asegurada.
En este sentido, el mercado asegurador se caracteriza por su estructura multicanal, ya que podemos establecer nuestra póliza mediante diferentes vías. Así, se puede optar entre aseguradoras, agentes de seguros, corredores de seguros, comparadores de seguros o entidades bancarias, que han diversificado su ámbito de actuación hacia este sector a través de la creación de una empresa filial.
En la práctica, por tanto, a la hora de llevar a cabo la contratación de un seguro de vida solemos realizar una comparación exhaustiva de las ofertas que nos ofrecen tanto entidades aseguradoras como las distintas entidades financieras, estudiando tanto las coberturas que recoge cada uno de ellos como su precio.
En relación a este segundo factor, INESE y Global Actuarial han desarrollado un estudio que pretende arrojar luz al respecto, analizando las propuestas presentadas por diferentes entidades mediante la técnica de mystery shopping (o cliente misterioso).
A partir de dicha investigación se desprende que, tomando como modelo una persona de 30 años y un capital de 30.000 euros, la prima a pagar por la contratación de un seguro de vida con una compañía aseguradora se situaría en 52,08 euros, mientras que en el caso de que la contratación del seguro se lleve a cabo con una entidad bancaria esta ascenderá, por término medio, a los 63,34 euros.
En consecuencia, a pesar del aumento experimentado en las tarifas de las aseguradoras durante el último año, en torno a un 27,3%, este análisis pone de manifiesto que las compañías de seguros siguen ofreciendo unos precios más competitivos que las entidades bancarias, cuyo incremento medio de tarifa ha sido de un 4,3%, posibilitando una contratación más económica de nuestro seguro de vida.