El accidente de Mayo de 2016 entre un sistema de conducción autónoma Tesla y un camión no sólo fue uno de los protagonistas mediáticos en el sector del motor del año, sino que además supuso un antes y un después para la reacción de las aseguradoras en reacción a los coches de este tipo de conducción.
Lo que parecía ciencia ficción está ahora más próximo a llegar que nunca, lo que está motivando a las empresas del sector de los seguros plantearse qué retos hay que superar para que, previsiblemente en 2020, se consiga cubrir cualquier posible accidente con un coche autónomo.